Sánchez, tras un mes y medio infernal por el ‘caso Cerdán’: “Estoy bien, estoy fuerte” | España

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Pedro Sánchez se acerca en el avión oficial a los periodistas que le acompañan en el viaje a Chile, Uruguay y Paraguay con el gesto cansado y mucho más delgado que de costumbre, después de un mes y medio infernal por el caso Cerdán y ya pensando en las inminentes vacaciones. Pero su mensaje denota en todo momento, aunque no lo diga expresamente, que considera que lo peor de la crisis ya pasó y que será capaz de superarla del todo e intentar terminar la legislatura. El presidente no parece preocupado por posibles nuevas revelaciones de la UCO, porque cree que se hizo lo que había que hacer: actuar con contundencia, colaborar con la justicia y proponer reformas anticorrupción.

Sánchez habla ante los periodistas con datos que tratan de demostrar que en el fondo esta legislatura, aunque no logre sacar los Presupuestos, no es tan distinta a las otras dos que lideró. En la primera (2018-2019), explica, el Gobierno ganó el 90% de las votaciones en el Congreso. En la segunda (2019-2023), fue el 89%. Y en esta tercera es el 87%. Y algunas de las que se pierden, como la decisiva de este martes, que tumbó el decreto antiapagones, luego se recuperan unos meses después, explica, sin que ya sea noticia, como pasó este mismo martes con la agencia de salud pública, tumbada hace unos meses por el PP y Junts.

Sánchez ofrece así una imagen que acusa el desgaste de un golpe muy duro, que toca de lleno a su credibilidad porque fue él quien nombró, renovó y defendió hasta el último minuto a Cerdán, pero también de alguien que siente que está viendo la luz al final del túnel. “Estoy bien, estoy fuerte”, asegura a los periodistas.

El presidente habla abiertamente del futuro, de los dos años que quedan de legislatura, de sus planes para seguir adelante y de su estrategia para recuperar la confianza perdida tras el escándalo de corrupción, que pasa, explica, por profundizar la agenda de reformas progresistas -con la reducción de jornada como un hito, asegura, en el que habrá que ser flexible para lograr una mayoría en el Congreso- y por mantener las buenas noticias económicas, que confía que confirmará la próxima EPA, con datos de empleo de nuevo récord.

El presidente admite que ha sido un momento muy duro y señala que lo que le da “más rabia” es que “la corrupción opaque una extraordinaria labor de un Gobierno que además lo ha hecho en minoría parlamentaria”. Sánchez pensó en dimitir, según ha admitido él mismo, pero ahora cree que tiene mayoría y gasolina política para seguir y sobre todo para reivindicar la gestión del Ejecutivo.

Además, Sánchez insiste en diferenciar los casos de corrupción del PSOE, que no considera sistémicos aunque hayan afectado a sus dos secretarios de organización, de los del PP, que sí cree que lo son, y cita Kitchen, la policía patriótica y en especial el escándalo de Cristóbal Montoro, exministro de Hacienda, que según la investigación judicial hacía que grandes empresas ahorraran miles de millones en impuestos a cambio de que éstas pagaran a Equipo Económico, un lobby que fundó él mismo. “No es cuestión de empatar, porque el PP gana por goleada. No es cuestión de competir, sino de combatir la corrupción”, señala. “Feijóo reivindica a Aznar y Rajoy y le salta el caso Montoro”, recuerda.

El Gobierno está muy pendiente del caso Montoro y Sánchez ha asegurado ante los periodistas que están estudiando todas las reformas de Montoro que favorecieran a grandes empresas a cambio de presuntas mordidas para “revertir esos privilegios”. Es un asunto muy sensible, porque son cantidades enormes de dinero. Sánchez anuncia la voluntad política de revertirlas pero ahora habrá que ver en qué queda, porque algunas de esas reformas ya están cambiadas y habrá mucha presión de las empresas para evitar un aumento significativo de sus impuestos. Las empresas además pueden utilizar otras vías de presión como otros grupos en el Congreso que rechacen cualquier modificación impositiva. De hecho el impuesto extraordinario a las eléctricas que instauró la coalición progresista cayó este año por presiones de Junts y PNV.

El presidente no es claro sobre la posibilidad de una crisis con cambios en el Ejecutivo en septiembre, algo con lo que se especula en distintos sectores, e incluso bromea con los periodistas –“si digo que no, me vais a creer… estoy muy contento con el Gobierno”- pero sí traslada una sensación positiva de la continuidad de la legislatura y contradictoria con lo que dice el líder del PNV, Aitor Esteban, que ve la legislatura en riesgo porque se está consolidando una “coalición negativa” en la que Junts y Podemos unen sus votos cada vez con más frecuencia al PP y Vox. “En este Congreso no tenemos una mayoría de izquierdas ni tampoco de derechas. Pero el único que puede articular una mayoría es el PSOE. El PP no lo logra. Nosotros ganamos y perdemos votaciones, pero seguimos adelante. En septiembre seguiremos sacando adelante nuestra hoja de ruta y el PP seguirá pataleando”, ironiza.

Sánchez no tiene cuantificado el desgaste que ha supuesto en su electorado el caso Cerdán y en particular en el voto femenino las conversaciones machistas de José Luis Ábalos y Koldo García o la caída de otro hombre de confianza suyo, Paco Salazar, por denuncias de abusos. Pero confía en revertirlo porque ve lejanas las elecciones. “La democracia no es demoscopia. Ya veremos cuando sean las elecciones. La votación no está ahora en el imaginario de la gente”, asegura.

En cuanto a las reformas concretas, como la reducción de jornada, que admite que en un “hito” de la legislatura, Sánchez deja caer que Díaz deberá negociar con flexibilidad y “hacer un esfuerzo, como está haciendo”, porque “no hay una mayoría de izquierdas en el Congreso”, como tampoco la hay de derechas.

El lunes, el presidente comparecerá en La Moncloa para hacer balance, justo cuando se ***plen dos años de las elecciones de 2023, y trasladará la idea de que hay legislatura para rato y se está avanzando más de lo que parece porque “se ha ***plido el 45% de los objetivos de la legislatura”.

Algunos en el Gobierno creen que la única salida política sólida es dar la batalla a fondo para negociar a partir de septiembre los Presupuestos de 2026. Sánchez no aclara qué pasará con ellos, lo deja abierto, pero sí deja claro que no está pensando en elecciones aunque no logre aprobarlos. “Sí hay Presupuestos”, insiste -pero habla de los prorrogados, claro- “y sobre todo tenemos los fondos europeos”. Según recuerda, están a punto de recibir el quinto desembolso de 7.000 millones de euros.

Sánchez se muestra así muy confiado en que está saliendo del agujero de Cerdán y tiene apoyo político para agotar la legislatura, pese a los sustos de Podemos y Junts. Y sobre todo, si se compara con su entorno, se ve incluso más fuerte que otros. “Si miramos a Europa, vemos a Francia que está haciendo un recorte de 44.000 millones de euros. En España no estamos haciendo eso, y hay que ponerlo en valor”, remata. Sánchez parece pues dispuesto a rematar la temporada con su comparecencia del lunes y el Consejo de Ministros del martes para irse después de vacaciones y volver a finales de agosto con la intención de confirmar esa idea que lanzó en el avión oficial y que muchos, incluso el decisivo PNV, ponen en cuestión, esto es que hay legislatura para rato.

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