Daily News
El presidente Pedro Sánchez ni tira la toalla ni está dispuesto a anticipar las elecciones sobre la fecha prevista en 2027. Sánchez no contempla presentar una cuestión de confianza para contentar a algún socio. Tampoco prevé una moción de censura de Feijóo y Abascal. La tremenda crisis desatada en el Gobierno y el PSOE por el caso de corrupción que afecta a sus dos secretarios de Organización en el partido sigue sin estar resuelta, pese al Plan Estatal Anticorrupción y sus 15 medidas administrativas, judiciales y políticas para combatirla anunciadas en el pleno monográfico del Congreso, pero el líder socialista gana al menos algo de tiempo y oxígeno.
Ningún socio habitual le exigió su dimisión y elecciones, aunque algunos sí se distanciaron un poco, en especial Podemos, y el PNV, que solo emitió un aviso. Junts insistió con la idea de que Sánchez vive en la prórroga permanente. Los aliados mantienen por ahora la confianza a la espera de nuevos escándalos que pudieran tocarle directamente o sobre la financiación del PSOE. PP y Vox endurecieron tanto el nivel de ataques contra la dignidad del presidente que llegaron a traspasar el límite de lo personal con su familia.
El presidente ocupó 45 minutos iniciales en pedir perdón, asumir la “equivocación”, el error muy personal y la “responsabilidad” de la elección y ratificación de su confianza en cargos de la máxima relevancia tanto con José Luis Ábalos como con Santos Cerdán y, antes incluso de detallar los cinco ejes y 15 medidas de su Plan Estatal de Lucha contra la Corrupción, despejó por si había alguna duda que no está dispuesto a marcharse o anticipar unas elecciones: “He considerado todas las opciones, esa sería la más sencilla para mí y mi familia, he reflexionado, escuchado a mucha gente, pero tirar la toalla no es una opción”. El líder socialista sustentó esa decisión en tres razones: se considera un político limpio, aspira a recuperar la confianza de los desencantados en lo que queda de legislatura y entiende que el proyecto de este Ejecutivo le trasciende y no está culminado.
Sobre esas bases se asentó el resto del debate monográfico sobre la corrupción, que se fue endureciendo en su transcurso, según corroboraron sobre todo PP y Vox que Sánchez iba a salir reafirmado de la sesión. El plan esbozado, lleno de medidas más o menos concretas de todo signo, se dibujó tan ambicioso y complejo de cuadrar en esta legislatura que podría abarcar varias, pero apenas concitó discusión alguna.
El presidente del PP señaló a algunos socios para exigirles que se desmarquen ya. Pero no a todos. Citó a Bildu para recurrir a que en su caso “robar es menos grave que matar”. Pero se fijó muy particularmente en el PNV: “¿Quién les ha visto y quién les ve?”, les interpeló en alusión a cómo dejaron caer al expresidente popular Mariano Rajoy en la moción de censura de 2018 por la condena del caso Gürtel. Feijóo no mencionó a Junts ni tampoco más tarde cuando el portavoz de ERC, Gabriel Rufián, le volvió a instar a que se comprometa a derogar si llega a La Moncloa la ley de amnistía.
El papel que podría representar la líder de Sumar, Yolanda Díaz, era muy esperado. En el ámbito más íntimo y personal, por la muerte la noche anterior de su padre, un histórico dirigente sindical gallego, por lo que recibió pésames casi unánimes y no pudo aguantar las lágrimas. Pero también por su ubicación física y política. La vicepresidenta segunda del Gobierno no se sentó en la misma bancada que Sánchez y su Gabinete sino que quiso distanciarse y prefirió el escaño reservado a la portavoz de su grupo. Luego mostró con pasión su terrible enfado por una corrupción que etiquetó como “tragedia nacional” pero para marcar al presidente que “gobernar no es resistir”, que hay mucha tarea pendiente y apuntarse el tanto de que 10 de las 15 medidas proclamadas eran de su inspiración. “Usted es honrado, sé que es honrado”, proclamó Díaz sobre Sánchez, pero no le bastó. Le exigió “un giro social para resetear la legislatura” con el empuje a muchas iniciativas bloqueadas, particularmente en materia de vivienda. Esa máxima la reprodujeron más tarde otros socios, como ERC, EH Bildu o BNG.
Rufián abundó en esa línea de presionar al PSOE para que se mueva a la izquierda pero advirtió a Sánchez de que nada sirve en este contexto mediático y viral la estrategia del y tú más. El político republicano demandó más políticas de vivienda y dejó su peculiar aviso a navegantes sobre las consecuencias del caso Cerdán: “Si esto se queda aquí, usted se tiene que quedar. Si esto escala, le vamos a obligar a que la gente decida lo que tiene que ser este país y este gobierno”.
Miriam Nogueras, de Junts, insistió en que ni le van ni le vienen “las peleas del bipartidismo decadente y en desmoronamiento” de PSOE y PP con sus corruptelas. Junts repite sin cesar que no está en ningún bloque, que su único bando es Cataluña, que a su país no le llega el dinero que le tenía que llegar y que no ha venido a trabajar al Congreso en Madrid “ni para tomar cañas, hacer amigos o caerles bien”. Y dejó su propia advertencia: “Usted está en prórroga y las prórrogas no duran toda una legislatura”.
A la portavoz de EH Bildu, Mertxe Aizpurua, lo que más le preocupa de esta crisis actual es que abra la puerta a una regresión de derechos para los más desfavorecidos y exigió a Sánchez “un propósito” para avanzar con la mayoría plurinacional con la que arrancó la legislatura. Una inquietud que expresó luego la portavoz de Compromís, Ángela Micó.
Para la representante del PNV, Maribel Vaquero, fue insuficiente lo expuesto por el presidente y enumeró las alternativas ante la agonía política actual (dimitir sin disolver, formar otra mayoría con otro candidato, convocar elecciones y moción de censura) para apuntar que el PNV empieza a tener algunas dudas: “La confianza va camino de la UCI, está a tiempo, pero el reloj corre, decida”. Luego citó la metáfora del cuento del Rey desnudo para apercibir que Sánchez no está completamente desvestido, “pero sí con una hoja de parra”. En el PNV se remiten a próximas novedades y a lo que decida en su momento su cúpula, el Euzkadi Buru Batzar.
Entre los demás socios, el más desapegado volvió a ser Podemos con su “enmienda a la totalidad”, como la acogió Sánchez. Ione Belarra, su secretaria general, se confesó decepcionada y abochornada como progresista y feminista y apuntó de nuevo contra las grandes empresas constructoras y corruptoras imputadas en diferentes sumarios, a las que citó. El portavoz del BNG, Néstor Rego, no le entregó al presidente un cheque en blanco, pero centró sus exigencias en lo firmado para Galicia, como hizo sobre las demandas permanentes de su territorio la portavoz de Coalición Canaria, Cristina Valido.
News for Views-Find super Deals -Grab the Best Deal
Source link